Problemas de escala: De Brunelleschi a 'Buried' (I)

Con esta entrada iniciamos por fin la larga serie de artículos dedicados a analizar en profundidad el segundo largometraje de Rodrigo Cortés, Buried (Enterrado), estudio que quiero comenzar haciendo especial hincapié en lo que constituye la principal singularidad de la película: su escala. Y es que los limitados elementos con los que juega la película —un actor, un escenario de constreñidas dimensiones—, convierten posiblemente a Buried en el largometraje más minimalista de la historia del cine —obviemos algunos de los experimentos audiovisuales de Andy Warhol—.

Pero antes de empezar a hablar de la película en sí, me gustaría invitar al lector a reflexionar sobre el modo en que las dimensiones de un proyecto pueden llegar a convertirse en un obstáculo para su desarrollo y sobre cómo en circunstancias extraordinarias las soluciones convencionales pierden su vigencia y se hace necesaria la adopción de respuestas singulares. Y para ello momentáneamente vamos a dejar a un lado la temática cinematográfica de este blog, para centrarnos en un episodio histórico acontecido hace más de 600 años. Espero no aburrirles con la digresión.

A finales del siglo XIII, Florencia era una de las ciudades más prósperas de Europa. Su crecimiento económico y demográfico estaba siendo tan grande que el gran templo de la ciudad, la vieja iglesia paleocristiana de Santa Reparata, se había quedado pequeño y obsoleto, especialmente en comparación con las flamantes nuevas catedrales de Pisa y Siena, las otras grandes villas de la Toscana. Por ello, en 1293 las autoridades de la ciudad deciden construir una nueva basílica, un edificio que superase en grandiosidad a todas las demás catedrales de la época: Santa Maria del Fiore. El escultor y arquitecto Arnolfo di Cambio fue el encargado de diseñar el edificio.

Obviamente, la realización de tan vasto proyecto fue larga y requirió los esfuerzos colectivos de varias generaciones. Las obras comenzaron el 8 de septiembre de 1296. Un siglo más tarde ya se habían levantado los muros y techado las naves, pero todavía quedaba un gran problema por resolver: nadie sabía cómo construir la ambiciosa cúpula de más de 40 metros de diámetro que debía cubrir el presbiterio. La ambición de construir el templo cristiano más grande del mundo implicaba numerosos problemas técnicos. Una cúpula de tanto peso y magnitud no se podía levantar con los sistemas constructivos tradicionales, así que era necesario encontrar soluciones nuevas.

Pero la mayoría de constructores de la época solo sabían lo que habían aprendido directamente de sus maestros, los cuales jamás se habían enfrentado a retos técnicos de semejante calibre. De ahí que muchos fueran incapaces de aportar soluciones al problema o hicieran propuestas directamente absurdas, como la de un desconocido arquitecto de la época que llegó a sugerir que se llenara la catedral con tierra a fin de construir la cúpula encima del barro moldeado. La tierra se mezclaría con monedas para que, una vez finiquitada la construcción, los pobres vaciaran de nuevo la iglesia en busca del dinero.

Las dificultades técnicas paralizarían las obras varias décadas, hasta que en 1419 se convocó una competición para diseñar una nueva cúpula para la catedral. El concurso fue ganado por Filippo Brunelleschi, quien diseñó una ingeniosa cúpula de ladrillo de doble cáscara que, al ser autoportante —es decir, se sostiene a sí misma—, se podía construir desde la superficie sin necesidad de estructuras de soporte. Asimismo inventó toda la maquinaria necesaria para izar las piedras y nuevas técnicas de albañilería. Sus soluciones eran totalmente novedosas y sin precedentes. Y lo más sorprendente es que ni siquiera tenía formación como arquitecto, sino que era orfebre. ¿Cómo un simple joyero sin experiencia en el mundo de la edificación había sido capaz de resolver con tanto ingenio un problema al que tantos experimentados maestros constructores no pudieron encontrar solución?

Puede que Brunelleschi no tuviera experiencia ni formación como constructor, pero había viajado a Roma y tenía un profundo conocimiento de los monumentos de la antigüedad. Sabía que la cúpula del Panteón de Roma, con sus 43 metros de diámetro, era similar en dimensiones al proyecto que había que resolver en Florencia, así que estudió su sistema constructivo a fondo en busca de inspiración. Una vez comprendidos y asimilados los fundamentos de la colosal cúpula romana, Brunelleschi pudo idear sus propias soluciones adaptadas al contexto específico de la catedral florentina. Sus amplios conocimientos en dibujo, matemáticas y materiales suplieron su falta de experiencia práctica.

La construcción de la cúpula comenzó en 1420 y fue completada en 1436. En aquel entonces era la cúpula más grande jamás construida y a día de hoy sigue siendo la cúpula de albañilería más grande del mundo. En el momento de su culminación, Santa María del Fiore era la catedral más grande de Europa, con una capacidad para 30.000 personas. En la actualidad solo es superada, en tamaño, por la Basílica de San Pedro en el Vaticano, la catedral de San Pablo en Londres, la Catedral de Sevilla y la Catedral de Milán.

La construcción de la cúpula de Santa Maria del Fiore marca, en la historia de la Arquitectura, el fin de la Edad Media y el comienzo del Renacimiento. En oposición a la figura del pragmático maestro de obra medieval que construía formas sin teorizar o reflexionar sobre ellas, Brunelleschi encarna a un nuevo modelo de arquitecto, más cercano a la figura del científico o del inventor que a la del albañil, que no construye la arquitectura pero la piensa y conoce todos los medios para llevarla a cabo.

¿Y todo esto qué tiene que ver con Buried? Sobre ello profundizaremos en la próxima entrega del monográfico.


Fuente de las imágenes: Wikipedia

6 comentarios:

Frizork | 12 de febrero de 2011, 21:20

La verdad es que parece una entrada de Curistoria xDDD pero me ha gustado, sobre todo porque aunque ya conocía esa historia por encima, aquí viene mejor explicada.

Iacus | 17 de febrero de 2011, 12:29

Pues yo no la conocía, pero ya le he puesto la estrella en el Reader, xdd.

Realmente no hemos cambiado tanto. En la sociedad actual aún se hace excesivo énfasis en el entrenamiento formal, a pesar de que está claro que no puede suplir a la educación, el talento y el ingenio, que es lo que siempre acaba creando avances.

Maid Marian | 26 de febrero de 2011, 17:05

"¿Y todo esto qué tiene que ver con Buried? Sobre ello profundizaremos en la próxima entrega del monográfico"

¡Cliffhanger erdudito! xD
En serio que ardo en deseos de saberlo.

Anónimo | 6 de mayo de 2011, 22:51

...ya se acabo?

Mark White | 11 de noviembre de 2011, 20:26

Me ha encantado, pero hace ya tiempo que publicaste esta parte, y no has seguido adelante. ¡No puedo con la impaciencia! Y con Red lights, ya no te cuento.

Elena Valencia | 2 de diciembre de 2011, 3:29

¿No seguís? Echamos de menos la continuación, antes del estreno de Luces rojas...

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