Rodrigo Cortés y la publicidad

El 14 de marzo de 2007, justo dos días antes de que Concursante se estrenara comercialmente en salas de toda España, se daban a conocer los ganadores de la quinta edición del Notodofilmfest, aquel festival de cortometrajes al que Rodrigo había presentado Los 150 metros de Callao en 2002, y al que ahora regresaba en calidad de miembro del jurado.

Como ya saben, el jurado del Notodofilmfest está integrado en cada edición por varios realizadores de renombre que, además de ejercer como jueces, deben contribuir con un cortometraje creado específicamente para la ocasión. La aportación de Rodrigo para aquella edición fue Dirt Devil, una pieza satírica de apenas dos minutos que continuaba los planteamientos temáticos y estéticos de Concursante y en la que, una vez más, se volvían a exponer los absurdos del sistema, esta vez ejemplificados a través del filtro de una aspiradora. Una anécdota aparentemente simple e intrascendental a la que Cortés conseguía extraer un sorprendente rendimiento.



Dirt Devil ironiza sobre los presuntos beneficios que ofrece un determinado bien de consumo y, en consecuencia, adopta para ello las formas propias de un anuncio publicitario. Lo mismo sucedía con la célebre «escena catálogo» de Concursante, aquella que mostraba la inacabable relación de premios ganados por el protagonista de la película.


En las primeras entregas de este monográfico ya se dejó constancia de la falsedad de esos supuestos orígenes publicitarios y «videocliperos» que tantas veces se han atribuido erróneamente a Rodrigo. Si algunos de sus trabajos tienen una estética publicitaria se debe a las necesidades dramáticas de los mismos y no a que sean meros tics heredados de una práctica profesional previa. Por otra parte, afirmar que las películas de Cortés son «videocliperas» porque tienen una estética estilizada y un montaje sincopado solo demuestra un desconocimiento absoluto de la historia del séptimo arte. Como afirmaba hace años Rodrigo en una entrevista ofrecida a Cinencuentro:

«Ningún guardián de la moral debería escandalizarse con los recursos de Gondry, tildándolos acaso de “videocliperos” por sus secuencias de artesanía surrealista, porque Meliés, que yo sepa, no hacía videoclips. O a Thomas Anderson por montar, llegado el caso, “picadito”, porque Eisenstein ya lo hacía hace casi un siglo y le iba más Prokofiev que La oreja de Van Gogh.»

Con todo, es evidente que Rodrigo domina el lenguaje publicitario a la perfección, así que no es de extrañar que, tras el rodaje de Concursante, le empiecen a llegar las primeras ofertas para dirigir anuncios. Sus primeros trabajos publicitarios los hace para la agencia Entre3 Comunicación, para la cual realiza una media docena de spots, la mayoría para la Junta de Andalucía. El que aquí os traigo, curiosamente, corresponde a una campaña de concienciación sobre la economía sumergida. Parece que el pobre Rodrigo no se libra de la temática económica ni en la publicidad.


Tras su experiencia en Entre3, Cortés no tarda en ser reclutado por una de las agencias más importantes de España, Only925. Ahí empieza a hacer anuncios para grandes empresas. A continuación os dejo algunos de los spots que he podido localizar: dos para Kia, tres para ONO, uno para Findus, otro para Pharmagrip y otro para la Mutua Madrileña.









Por supuesto, es difícil encontrar indicios de la personalidad de Cortés detrás de todos estos anuncios. Son trabajos de encargo, elaborados sobre ideas de otros. Aquí la tarea del realizador no es la de expresar sus propias ideas, sino analizar con cuidado qué se espera de cada pieza y utilizar sus conocimientos para sacarles el máximo rendimiento.

Con todo, me parece importante mostrar estas obras para destacar la marcada vocación fílmica que desprenden todos los trabajos audiovisuales de Cortés. Ya veíamos lo increíblemente cinematográfico ―tanto en formas como en contenido― que era su videoclip para Travesura, e igualmente cinematográficos son todos estos anuncios, exquisitamente rodados ―desgraciadamente, la compresión de las copias de Youtube no le hace demasiada justicia a la calidad de los trabajos― y con un sentido del encuadre panorámico puramente fílmico. Es gracioso, pues, que digan que su cine tiene influencia de la publicidad y del videoclip, cuando en realidad son sus anuncios y sus vídeos musicales los que están llenos de cine.

Por otra parte, la rapidez con la que Rodrigo se ha visto obligado a encarar todos sus rodajes ―Concursante se rodó en 42 días y Buried en 17, cuando lo mínimo suelen ser dos meses―y su habilidad para inventar soluciones inmediatas lo convierten en un director muy apto para enfrentarse al frenético ritmo de filmación del mundo publicitario.

No obstante, a veces es inevitable que la personalidad del director salga a relucir, como sucede en este hilarante spot que astutamente nos hemos reservado para el final del artículo. Un anuncio de un minuto de duración en el que no se pronuncia una sola palabra y que podría perfectamente ser un corto. La planificación, el montaje y el uso de la música son sencillamente exquisitos.


Aquí ponemos fin a este repaso de la carrera publicitaria de Rodrigo Cortés, no sin antes darle las gracias a nuestra querida amiga P.R., sin cuya desinteresada colaboración no hubiera sido posible este artículo. En la próxima entrega, Buried.

Anteriores entregas del estudio Rodrigo Cortés:

2 comentarios:

Johnny | 17 de febrero de 2011, 1:18

Increíbles anuncios, no sabía que Cortés había hecho publicidad, y la verdad es que, a falta de otra expresión, este chico rueda como Dios. Gracias mil por descubrirnos estos spots. Qué gran monográfico.

Mara | 22 de septiembre de 2011, 11:14

No sé muy bien cómo he llegado a esta página, pero, amigos, enhorabuena. Increíble monográfico, exhaustivo y sorprendente, sobre quien, en mi opinión, es nuestro mejor director. No sabía que hacía publicidad, pero he quedado maravillado ante la planificación, montaje y sentido de la imagen y el sonido de muchos de estos ejemplos. No cambiéis.

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